Las derechas y las izquierdas son, ya, en el siglo XXI, un concepto obsoleto. Hay ricos de izquierdas y pobres de derechas. No hay que distraerse mirando, ni hacia la izquierda ni hacia la derecha (es lo que quieren los integrantes de la Oligarquía mundial: que los pueblos estén divididos y enfrentados entre sí, para poder actuar a sus anchas, sin que nadie se fije en ellos), sino hacia arriba, hacia los que mandan…
La cúpula del Sistema financiero, dirigentes y accionistas de grandes empresas, gobernantes de casi todas las naciones (que han tomado las riendas de las mismas, porque el Poder real, en la sombra, así lo ha dispuesto), exministros y expresidentes, miembros de diversas monarquías, dueños de grandes medios de comunicación, científicos vendidos, militares corruptos, jueces serviles, servicios secretos –o facciones corrompidas de los mismos-, ciertos dirigentes religiosos… forman un oscuro entramado clasista y elitista –pero en el peor sentido del término-, que se está encargando de que, en el planeta, sólo existan dos clases sociales: los desmesuradamente ricos y una inmensa mayoría, más o menos, pobre, abocando a la Humanidad a una guerra civil mundial por la supervivencia.
La Partitocracia bipartidista no es sino una fachada de la Dictadura financiera mundial y de las grandes Corporaciones, y opera con un servilismo traidor contra la propia nación a la que dicen servir, en aras de los intereses de dominación del Imperio de USA y de quienes lo manejan, por encima de sus gobiernos.
En el mundo occidental, no el engañado pueblo estadounidense, que, a su vez, es víctima de quienes, a principios del s. XX, se hicieron con el control del país y crearon la Reserva Federal, sino éstos, quienes controlan el Imperio USA, han corrompido a todos los traidores que han gobernado y gobiernan buena parte de las naciones bajo su influjo. Las naciones que no se han sometido a la esquilmación de sus recursos, han sido brutalmente atacadas, con burdas excusas. Europa occidental es rehén de USA y los gobernantes de turno, así como políticos aparentemente enfrentados entre sí, de casi cada partido político y miembros de la Comisión europea, son títeres, traidores, de quienes manejan el Imperio estadounidense. Igualmente, las monarquías.
El entramado piramidal mafioso que se apoderado de buena parte del planeta, es como una cebolla y para conocer quién está detrás de todo, hay que ir quitando las capas. Cuando se arranque una capa, podrá verse qué capa hay debajo, y, así, sucesivamente. Los políticos encumbrados a las cúpulas de los partidos, son, sólo, una de las capas más externas: meras marionetas. En el fondo, en el núcleo de la cebolla, están poderes con creencias… esotéricas, pero, del Lado Oscuro. Puede que, incluso, también, ciertos entes de otros planetas, colaborando, pero del Reverso Tenebroso. Adoradores de entidades infradimensionales, vampirizadoras de la energía humana.
Han hecho muy bien su trabajo de convencer a las masas de que algo así no existe (cuando relatos históricos, incluso relativos a tiempos remotos revelan su existencia) lo cual les facilita una cuasi total impunidad para obrar. Si no crees que algo existe, no lucharás contra ello y, por tanto, no podrás protegerte, ni a ti, ni a tu familia ni a tu comunidad, frente a sus insidias criminales.
Los supuestos pastores del rebaño son los lobos disfrazados que se lo van comiendo, mediante un engaño y manipulación psíquica a gran escala.
Los Partidos políticos emplean gran parte de un tiempo valioso, perdiéndolo y malgastándolo, miserablemente, en descalificarse mutuamente. Si el Partido Gobernante lanza una buena propuesta, el Partido de la Oposición se opone, simplemente, porque sí. Si el Partido mayoritario de la Oposición propone algo razonable y justo, el Partido Gobernante se opone, porque sí, por el simple orgullo de no querer aceptar que sus rivales tienen razón.
Sus dirigentes son acusados de formar parte de ciertas estructuras francmasonas (de tipo luciférico) de dominación globalista, y, seguramente, la pérdida de tiempo en los Congresos es una estrategia diseñada para que vayan pasando semanas, meses, años…, sin realizar pro-puestas que beneficien a los pueblos. De hecho, casi todas las leyes que son promulgadas incluyen diversos artículos (enmascarados entre otros aparentemente positivos) que van en perjuicio de la población, todo ello utilizando bonitas e hipócritas palabras. Y, “casualmente”, suelen ir en la línea de dificultar el aumento de la población, reducirla, dividirla, enfrentarla e incrementar el control y vigilancia sobre la misma. No hay ninguna ley que implique un cambio verdadero y de peso, para mejorar, económicamente, la vida de las mayorías y modificar notablemente el modelo financiero usurero imperante. La realidad habla por sí sola. Por sus frutos los conoceréis.
Pierden muchísimo tiempo y actúan injusta e ineficazmente, por lo que el Sistema de Partidos Políticos es lamentable y gravoso para el ciudadano, aparte de que son marionetas de un Poder encubierto que no se muestra públicamente. Es inaceptable el derroche en sus caras campañas electorales, de tanta duración y con tanto gasto inútil de papel, así como que Partidos políticos y Sindicatos no se autofinancien, exclusivamente, con las aportaciones de sus afiliados.
Los Congresos son teatros, donde se hace el paripé de aparente enfrentamiento entre facciones que sirven a los mismos intereses totalitarios globalistas. Los mismos que, un rato antes, discutían acaloradamente, charlan, riéndose, en la cafetería del Congreso. Malos actores, especialistas en mentir, en cinismo, en hipocresía, en egoísmo y en falta de escrúpulos que, en ciertos casos, son evidentemente psicopáticos, ocupan los graderíos de Congresos y Senados.
Se supone que, en una Democracia, la diversidad de candidatos que puedan optar a ser Presidentes del Gobierno ha de ser enorme, entre millones de ciudadanos que habitan un país. Pero, al final, toda la capacidad de elección de la ciudadanía se reduce a dos personas, que tampoco han sido encumbradas por el pueblo, dentro de sus Partidos políticos. El pueblo se encuentra con que, básicamente, sólo puede elegir entre dos Partidos políticos mayoritarios, y entre dos personas, de entre los millones de habitantes del país: el representante del Partido mayoritario de supuestas derechas y el representante del Partido mayoritario de supuestas izquierdas, los cuales han sido colocados, ahí, sólo porque ciertos poderes internacionales lo han querido y permitido. Ésa es toda la capacidad de elección de los votantes.
Una Dictadura militar tiene una cara: la del Dictador. Las falsas Democracias occidentales tienen dos caras: la del Dictador de la Derecha y la del Dictador de la supuesta izquierda, profesionales de la mentira y del apaciguamiento de las masas, para evitar las “Alarmas sociales”, y que se van turnando, para que parezca que las cosas cambian, cuando, en el fondo, siempre, siguen igual, o peor, para la población mayoritaria.
El representante del Partido de la supuesta derecha es el que, aparentemente, elige a su sucesor –con la aprobación de entidades privadas internacionales como el CFR, el grupo Bilderberg, cierta francmasonería…-, y el representante del Partido de la supuesta izquierda apoya a su caballo ganador -con la aprobación de entidades privadas internacionales como el CFR, el grupo Bilderberg, cierta francmasonería… …-, para que logre, antes o después, convertirse en Presidente de la Nación. Ésa es toda la capacidad de elección que tiene la ciudadanía: dos candidatos que el pueblo no sabe cómo han logrado encaramarse ahí arriba, que, a su vez, eligen a sus sucesores. ¿Qué Democracia es ésa?
¿Y, por qué, se premia a políticos corruptos, ascendiéndoles, al igual que a militares ineptos en los casos de supuestos terribles atentados y a banqueros que actuaron nefastamente en crisis financieras? ¿Premiar por hacer pésimamente sus trabajos? Sólo cabe una respuesta: porque hicieron lo que se esperaba de ellos, en contra de los intereses de los pueblos y para engañarlos, facilitando un mayor robo de dinero público, y justificar el rescate de bancos, un mayor control, la invasión de ciertas naciones…
¿Por qué se gastan tanto dinero los Gobernantes en innumerables cumbres internacionales que no sirven para nada, cuando todo va a peor, porque así ha sido decidido de antemano por quienes ocupan el vértice superior de la pirámide del Sistema? Con todo el dinero que se gastan los políticos en viajes a Bruselas, etc., y comidas, se habría podido ayudar a multitud de familias que viven en la pobreza, o al borde de la misma.
¿Por qué no utilizan videoconferencias, en vez de gastarse enormes sumas de dinero en continuos viajes inútiles, para dar la apariencia de que hacen algo?
Gobiernos que dilapidan el dinero público, robándolo directa o indirectamente; realizando un injustificado y desmedido gasto público en temas absurdos; en colocar a amigos, a familiares y a chaqueteros aduladores; en financiar organizaciones innecesarias e inefectivas; en burocracia excesiva; en exceso de asesores; en subvencionar y corromper; en reuniones y cumbres con personajes e instituciones cuyo afán es dominar y controlar a la sociedad… Supuestos representantes públicos que, en vez de obedecer a quienes les votaron, actúan como sátrapas al servicio de poderes internacionales privados que no han sido votados por nadie…
Los políticos, los grandes banqueros, los grandes empresarios, los dueños de las grandes empresas petrolíferas, los militares del Pentágono y la OTAN, etc., son el problema, y no la solución. Ellos son el problema, los vampiros que chupan gran parte del dinero, para cometer, con él, todo tipo de tropelías, aplastando al Tercer Mundo, bombardeando a inocentes, financiando a grupos terroristas para que provoquen revoluciones criminales en Libia, Siria, etc. Los terroristas financiados por la CIA, el MI5, el ISI, el MOSSAD, etc., son llamados “luchadores por la libertad” y quienes luchan por la libertad son denominados perroflautas, ultraderechistas, ultraizquierdistas y terroristas, por el Sistema.
Si gobernar consiste, simplemente, en hacer lo que digan, totalitariamente, Merkel, Obama, el FMI, la Comisión Europea, los Mercados…; personas e instituciones que, a su vez, obedecen a otros suprapoderes. Entonces, ¿para qué hay elecciones? Para eso, se coge al primer mendigo que se encuentre por la calle y se le nombra Presidente del Gobierno, para que haga lo que le digan desde el extranjero. Después de cuatro años, el Sistema le premia al mendigo los servicios prestados y le concede un alto cargo en un gran Banco o en una Multinacional, y ya está. En eso consiste, hoy en día, la política. No hace falta que haya seres humanos que gobiernen los países, ni que actúen como ministros. Sólo hay que poner a unos robots, en los ministerios, que repitan las consignas impuestas por poderes foráneos.
A ciertas personas sensatas de derechas y de izquierdas, antiglobalistas y contra el Nuevo Orden Mundial, el Sistema ha tratado de desprestigiarlas, tachándolas de radicales (perroflautas, negacionistas, ultraderechas, terroristas…) cuando los verdaderos radicales son los Partidos mayoritarios (disfrazados de moderados y centristoides), actuando como lacayos criminales al servicio de este mafioso Sistema y de sus actos bélicos, con su Dictadura mercantilista y financiera, llena de hipocresía. Las personas honestas de derechas y de izquierdas deben dejarse de prejuicios y colaborar juntas.
Gobiernos aparentemente cercanos al centro actúan radicalmente, en perjuicio del pueblo y bombardean naciones, “para traerlas la democracia” y robarles sus recursos; y al pueblo que sale a la calle, para pedir verdadera justicia social y defender sus derechos civiles, se lo tacha de radical, por parte de los Gobiernos supuestamente moderados y democráticos.
La “Democracia” actual es Dedocracia, en la que el Presidente del Gobierno no escoge a sus colaboradores y Ministros entre los ciudadanos mejores –los más inteligentes, sensatos, altruistas y honestos-, sino que nombra a sus amiguetes y a los más aduladores, o que tienen el beneplácito de poderosas Instituciones internacionales que trabajan por la consecución de un Gobierno mundial. Las penosas consecuencias de la Dedocracia y el amiguismo quedan patentes en la ineptitud que reina en los Gobiernos de muchos países. Mediocridad y corrupción al frente de los ministerios. “Muñecos de paja” que se limitan a obedecer a poderes internacionales por encima de los gobiernos. Ninguno de ellos elegidos democráticamente.
Hitler fue elegido democráticamente. La Democracia implica que la mayoría está siempre en posesión de la verdad y siempre tiene la razón, así porque sí; o sea, que, si hay una mayoría de caníbales en un país, éstos, mediante votación democrática, pueden implantar el canibalismo e imponerlo, democráticamente, al resto de los ciudadanos. Como Gandhi dijo: «Incluso si usted está en una minoría de uno, la verdad todavía es la verdad». Una persona puede defender la idea correcta y justa, y el resto no. Sin embargo, según la Democracia, quien tiene razón es la mayoría, aunque defienda la idea equivocada, y aunque su opinión haya sido manipulada, mediante falsedades, a través de los grandes medios de comunicación.
Una pequeña camarilla poseedora de ingente capital puede lograr que una mayoría piense lo que ellos quieran, en cada momento, y que elijan al político que ellos decidan, gracias a la corrupción y complicidad de los directivos de los grandes medios de creación de la opinión pública. Una plutocracia que domina una democracia sólo de fachadas. Una opereta bufa de mal gusto, vendida, mediante propaganda, como si fuese una ópera excelsa.
Por tanto, la mayoría no tiene la razón porque sí, y mucho menos cuando esa mayoría tiene una información incorrecta o ha sido engañada y adoctrinada para que defienda ideas que favorecen a intereses y planes de ciertos grupos de poder. En un mundo en el que unos enormes poderes económicos y financieros manejan al poder político, existiendo unos propósitos y unos entramados de poder de los que la mayoría de las personas no tiene noción alguna, todavía resulta más insensato que los votos de mayorías (completamente ignorantes de la realidad) validen un modelo que les tiraniza y a unos partidos que son una patraña, sin poder verdadero, o bastante limitado, en la toma de decisiones.
A todo eso, habría que añadir la capacidad tecnológica de poder amañar elecciones mediante voto electrónico, voto por correo, supuestos votos de personas fallecidas, etc.
El poder judicial ha de ser completamente independiente. Un catedrático de la Universidad Complutense declaraba que, en la Constitución de Cádiz, de 1812, se expresa que, si no existe una separación e independencia entre los poderes legislativo y judicial, no se está en una Democracia, sino en una Tiranía. Tal catedrático afirmó que los estudios históricos que se habían realizado en su Facultad permitían concluir que ni en el siglo XIX, ni en el XX ni en el XXI, ha existido tal separación de poderes, sino que cada nuevo Gobierno que accedía al poder destituía a jueces vinculados al Partido político rival y nombraba y ascendía a aquéllos que eran afines a sus ideas. Entonces, no ha habido nunca verdadera Democracia, sino que hemos vivido en una continua Tiranía, disfrazada de Democracia.
Entonces, las modernas “democracias” occidentales son el mayor de los timos, y, más aún, cuando las naciones han perdido sus soberanías y son instituciones como la Unión Europea, y la Comisión Europea, compuesta por personajes no elegidos por votación de la ciudadanía europea y que obedecen dictados de intereses privados de dominación global, quienes deciden sobre la vida de millones de personas, desprovistas de libertad de elección.
Que miembros de fuerzas de seguridad y militares, en vez de ponerse del lado de sus oprimidas naciones y oprimidos ciudadanos, a quienes han jurado defender, obedezcan y protejan, ciegamente, a quienes han sido aupados al poder, mediante un timo de tal calaña: elecciones falsamente “democráticas”, les deja en un pésimo lugar.
A. K. 6